Por Benjamin Veliz (Fundación Wildtree Red Ecológica)
Durante los últimos años se han planteado diversas aproximaciones metodológicas que buscan alinear o sistematizar acciones que conectan la disciplina de la restauración de ecosistemas con el activismo ambiental en los territorios. Si bien estos esfuerzos enriquecen el universo de herramientas técnicas disponibles para plantear nuevos proyectos y escenarios de colaboración con comunidades, es frecuente descubrir en algunos territorios un historial abundante de experiencias no sistematizadas y una disparidad en los mecanismos de acción que toman las personas para intentar dar solución a sus problemas medioambientales.
En esta reseña, se expondrán observaciones de diversos proyectos de recuperación de espacios naturales levantados por comunidades de la región de Valparaíso a partir del año 2019. Estos son solo algunos de una serie de casos de activismo y recuperación que hasta la actualidad se encuentran vigentes, desarrollando actividades y estrategias para que futuras generaciones puedan tener acceso a la biodiversidad. Los detalles recabados de cada iniciativa presentada fueron obtenidos a partir de la participación directa de parte del equipo de la Fundación Wildtree dentro de los grupos o comunidades que trabajaron por levantar cada proyecto y sus distintas fases de desarrollo.
Estudiantes pioneros
Una primera experiencia es Parque ecológico Liwko, un lugar de encuentro para la comunidad universitaria en el campus José Miguel Carrera (JMC) de la Universidad Federico Santa María. El proyecto iniciado por estudiantes de la agrupación Ecosansanos JMC, comenzó con reuniones abiertas levantando ideas para este lugar, ubicado en la cara del cerro que está a espaldas del campus. Después de considerar varias opciones, se tomó la decisión conjunta de llevar un proceso de restauración ecológica enfocado en recuperar este espacio mediante actividades de limpieza y reforestación.
Al poco andar de las conversaciones sobre cómo concretar estas acciones, se llegó a la conclusión de que la vegetación nativa era la mejor opción para recuperar el bosque de la universidad, porque además lograría favorecer una la reconexión con las raíces culturales que dieron luz a este proyecto. De esta manera se convocó a más actores, entre ellos a estudiantes de ingeniería forestal de la Pontificia Universidad Católica para formar parte del equipo.
En Marzo del 2019, se realiza la primera actividad voluntaria en formato de taller. Luego de una breve charla, se invitó a los voluntarios a colaborar en la limpieza del terreno y sacar numerosos restos de poda en el espacio destinado a ser parque. En las sucesivas jornadas y durante los meses de otoño, los voluntarios se dedicaron a la plantación de especies nativas que pertenecen a este territorio. A través de donaciones, las especies incorporadas fueron quillay (Quillaja saponaria), huingán (Schinus polygamus), molle (Schinus latifolius) y quebracho (Senna candolleana).
No solo en reforestar se concentraron los esfuerzos, sino que se sumaron una serie de obras de control de la erosión usando de manera artesanal el material vegetal seco. Con el tiempo y las lluvias, la acumulación de ramas permitió retener humedad y frenar escorrentía lo que trajo consigo la creación de un microhábitat para reptiles e insectos.
Limpieza y despeje de zona. Parque Liwko 2019.
Con el pasar del tiempo la mantención de las plantas se convirtió en la principal tarea para el equipo de trabajo. Se logró regar manualmente alrededor de 200 árboles hasta desarrollar un sistema de riego por goteo que facilitó las labores. Luego, se necesitó coordinar la operación de abrir las válvulas y calibrar las horas de riego que recibía cada sector por semana. La directriz de toda la operación fue mantener la mínima cantidad de agua para asegurar la supervivencia de los individuos, conservando así el recurso usando a favor la resistencia de las especies elegidas a las condiciones rústicas y secas.
Monitoreo de la primera plantación. Parque Liwko 2020.
Los resultados al cabo de dos años fueron muy prometedores. Con la llegada de la pandemia el tránsito de personas se redujo y por lo tanto, la biodiversidad se tomó el espacio convirtiéndose en lugar de avistamiento frecuente de aves, reptiles, insectos, arácnidos y numerosas formas de hongos que no habían sido vistas por ningún estudiante en la zona.
El Parque Liwko además fue lugar de encuentro entre personas que desde diferentes profesiones o áreas del saber, que dedican sus esfuerzos para contribuir con acciones de recuperación ambiental o conservación de la naturaleza. En la actualidad el Parque espera a nuevas generaciones de alumnos de la universidad que se comprometan con su cuidado, así como, de nuevos proyectos que lo hagan crecer.
Resistencia y restauración
En paralelo a Liwko, en los cerros de una comuna vecina se gestaba otra iniciativa de espíritu muy similar. En Villa alemana, en el sector de Peñablanca, nació el grupo llamado Restauración Ecológica Villa Alemana, luego de reforestar una zona silvestre en estado de deterioro. La necesidad de las personas de hacerle frente a la crisis climática con acciones concretas, llevó a un grupo de vecinas y vecinos a realizar plantaciones con árboles nativos en sectores municipales. Luego de un tiempo este equipo se formalizó bajo el nombre de REVA, llevando los ideales de restauración ecológica como principal línea de acción, integrando prácticas para prevenir la erosión. El sector donde se comenzaron los trabajos se convertiría posteriormente en el Parque La Reserva por acción de la municipalidad.
El ecosistema del lugar se compone por un bosque y matorral nativo degradado, sobre el cual fueron plantados numerosos eucaliptos como esfuerzo por reverdecer el paisaje. Estas intervenciones han generado una heterogeneidad de ambientes en el lugar, ya que la continuidad del cerro es interrumpida por dos brazos pertenecientes a una gran quebrada que desemboca más abajo en una villa de habitantes.
Actividad de construcción de fajas contra erosión. REVA 2020.
Estas condiciones tan diferentes dentro del mismo territorio generaron opiniones dispares de la forma de manejar el ecosistema. Si bien existió una visión más radical de comenzar por cortar los eucaliptos como primer paso de restauración, esta idea resultó rechazada por ser ecológicamente más perjudicial a corto plazo, que la propia existencia de la especie exótica. La discusión colectiva llevó a la conclusión que la vegetación nativa del lugar se veía beneficiada por las condiciones de sombra que les otorgan los eucaliptos, y que además, no poseen una densidad significativa para competir por luz con otras especies. Por otra parte, estos árboles exóticos tienen un rol estructural siendo el hábitat para numerosos tipos de aves y otros tipos de fauna.
Si bien las decisiones comunitarias se orientaron cada vez más hacia la conservación, dentro del parque se sobrepuso la visión de la administración municipal, que coloca atención al desarrollo de actividades deportivas y recreacionales dentro de las quebradas. Esto implicó conflictos con la comunidad, debido a que los trabajos territoriales tienen diferentes actores involucrados, por ende diferentes expectativas. En este caso por ejemplo, fue difícil congeniar la práctica de restauración con las actividades de descenso en bicicleta, que son prácticas poco compatibles para un espacio natural que alberga flora y fauna en peligro. Se requirieron reuniones y mediación de la alcaldesa para llegar a acuerdos a nivel comunitario.
No obstante, los acontecimientos aparentemente adversos generan proactividad y disposición a encontrar soluciones, y esto fortalece el contenido y conocimiento colectivo dentro de los grupos humanos. Esto último tuvo su reflejo en el plano material, ya que se comenzaron a explorar nuevas formas y técnicas de restauración no solo orientadas a la vegetación. Al cabo de un tiempo, la agrupación REVA consiguió realizar obras de control de erosión, ampliación de zonas reforestadas y diversificación de especies, además de monitorear con cámaras trampa las quebradas verificando la presencia de zorros (Lycalopex culpaeus) y Yaca (Thylamys elegans).
Zorro culpeo en cámara trampa. REVA 2021.Reunión después de actividad de riego. REVA 2021.
Junto con el avance de nuevas actividades en la quebrada, comenzaron esfuerzos por transmitir conocimientos del trabajo de REVA hacia otros actores sociales dentro de la comuna. De esta forma se han realizado instancias de acercamiento con agrupaciones ambientales, colegios, hogares de niños y empresas. REVA ha demostrado su constancia en el cuidado de un espacio puede ser la base para construir un entramado social fuerte y activo, con trabajo demostrable y con opciones de diversificación a futuro.
Hoy en día el Parque La Reserva es una zona protegida en constante actividad y se busca que a futuro se convierta en una zona núcleo de biodiversidad desde donde puedan nacer nuevos corredores biológicos que se extiendan a la vecina localidad de Limache y sus ecosistemas.
Quebradas y santuarios
Quebrada Kan Kan Viña del Mar 2021.
A diferencia de las experiencias anteriores que cuentan con la participación de una institución para administrar los lugares mencionados, el siguiente caso se ubica en zonas de uso público que históricamente se han olvidado y dejado a merced de la acumulación de basura y la proliferación de especies invasoras.
Viña del Mar posee una red de quebradas que han quedado atrapadas por el crecimiento urbano. En ellas se esconde el bosque nativo coronado por un gran palmar de Jubaea chilensis llamado Kan kan. Si bien en las zonas más extensas de esta red es evidente la necesidad de protección dada a su frondosidad, valor paisajístico y ecológico, existen otros sitios donde la indiferencia fue el motor de la degradación de un espacio natural. Tal es el caso de la llamada Quebrada El Chagual, lugar que por años estuvo abandonado y sin ningún tipo de cuidado.
No fue sino hasta la pandemia del Covid-19 cuando de la mano de un grupo de jóvenes comenzó un recorrido puerta a puerta buscando el apoyo necesario para desenterrar la quebrada de la basura y recuperar la vegetación que alguna vez existió en ella.
Limpieza de la quebrada.
En un comienzo las tareas de limpieza fueron realizadas solo por vecinos, luego fueron apoyados por otras organizaciones ambientales del sector. Muchas manos hicieron falta para sacar varios contenedores de basura. Una vez lograda la tarea, comenzó el proceso de reforestación. Durante este tiempo algunos individuos de Chagual (Puya alpestris), fueron rescatados de la falta de luz provocada por la regeneración de cactáceas exóticas. Este suceso de rescate del Chagual y su presencia en el área fue el motivo que dio nombre a la quebrada.
Chaguales rescatados de la estrata exótica. Quebrada El Chagual, Viña del Mar.
Una vez más el enfoque de recuperar el bosque nativo nació de la propia gente, personas conscientes de que en algún momento del tiempo estas especies “antiguas” (refiriéndose a nativas) eran más frecuentes de ver. Además se reconoce el daño y molestia que generan especies invasoras como la zarzamora (Rubus ulmifolius) y el aromo (Acacia dealbata). Por el centro de la quebrada se ha marcado un sendero que serpentea bajando hasta una vertiente natural que acumula una pequeña cantidad de agua, que sirve para el riego de los árboles. Durante las acciones de limpieza del sector, aquellos vecinos de más edad, contaban de la existencia de pozones donde ellos mismos se bañaban durante el verano y que todo se había perdido por el crecimiento de la zarzamora. Pese a que en la actualidad remover permanentemente la zarzamora de la quebrada parece una tarea impracticable, su control durante los últimos tiempos ha abierto espacios para la recuperación de la flora y para el uso cotidiano de miradores y bancas por parte de visitantes.
Los esfuerzos por plantar no se hicieron esperar. Al cabo de un año, se reunieron donaciones para alcanzar la suma de 100 árboles plantados, sumado a un grupo de Palmas Chilenas (Jubaea chilensis) de buen tamaño. Es probable que durante los próximos años el uso de este lugar por organizaciones ambientales y sociales pueda atraer a nuevas miradas que consideren a la Quebrada El Chagual como un ejemplo en cuanto a la rehabilitación de un ecosistema a la par de la recuperación de la identidad histórica de un grupo vecinal.
Voluntarios y vecinos de la Quebrada.
Enfoque de trabajo comunitario
Estas experiencias comparten una lógica de participación comunitaria que se origina desde la espontaneidad de afrontar un contexto de crisis ambiental que hace tiempo influye sobre las personas con efectos dispares. Mientras algunos reaccionan con indiferencia, otros se esmeran en llevar a cabo acciones concretas por la recuperación del medio ambiente, incluso si el espacio o sitio de trabajo no es el más próximo a su hogar. En un mundo cada vez más conectado y de rápido flujo de información, las jornadas de activismo ambiental están siguiendo la tendencia de recibir el apoyo de múltiples actores que no siempre se ven beneficiados directamente por la recuperación del espacio natural. Independiente del motivo particular de cada actor que participa, este fenómeno está dando como resultado la proliferación de nuevos proyectos ambientales a paso acelerado, generando la necesidad de un mayor apoyo por parte del mundo académico y científico para lograr resultados conformes a la ciencia de la restauración.
Si consideramos la restauración ecológica como un abanico de estados de mejoría alcanzables para una condición deteriorada del ecosistema, podemos clasificar a las experiencias señaladas como casos de rehabilitación de funciones o servicios ecosistémicos con foco en la conservación de la naturaleza nativa y el beneficio al ser humano. Pese a que se busca recuperar condiciones de un ecosistema “original”, cada proceso llevará a resultados divergentes a sus condiciones originales (que generalmente pertenecían a ecosistemas de bosque nativo exuberante). Sin duda estas iniciativas permiten ser un aporte en la adaptación y mitigación al cambio climático, logrando un impacto positivo en la calidad ambiental y la satisfacción de las personas.
Ubicación de las iniciativas relatadas.